Las fronteras americanas de hoy, fueron ayer un hecho de poder global: Canadá y Estados Unidos, nacimiento y formación – PARTE I

Cómo han cambiado las fronteras de los países americanos desde el inicio de la colonización. Por Katia Novella Miller


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Las fronteras americanas de hoy, fueron ayer un hecho de poder global: Canadá y Estados Unidos, nacimiento y formación

Por Katia Novella Miller

“No podemos entender el presente sin entender el pasado”

Primera Parte

REPORTE. Las fronteras actuales del continente americano -oficialmente los ‘continentes americanos’ en el mundo angloparlante- son el resultado de siglos de guerras entre las élites europeas para conseguir nuevas tierras bajo su control y controlar sus riquezas tras arrebatar inmensos territorios a miles de pueblos nativos americanos. Con este fin, estas élites instrumentalizaron a sus súbditos, personas que venían de un mundo muy cruel y desigual, en la mayoría de los casos personas ansiosas de riqueza monetaria. De hecho, con este objetivo en mente, eran ellos los que hacían el trabajo sucio.


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Las fronteras nacionales contemporáneas en el continente americano son muy diferentes de lo que eran en la época colonial y podemos afirmar incluso por pura lógica deductiva -no solo por hechos históricos- que el tamaño actual de cada país americano resalta su poder ya que solo a los vencedores se les permitió retener una vasta extensión territorial.

Dentro de este punto de vista, podemos ver claramente que hubo tres grandes ganadores: Estados Unidos de América, Canadá y Brasil, que aumentaron considerablemente su tamaño desde los primeros pasos de la colonización. Y un cuarto país, Argentina, dentro de un gigantesco territorio colonial que fue el principal perdedor: Hispanoamérica (la América Española). Si bien no es demasiado difícil comprender por qué se concedió tal privilegio a las dos primeras ex colonias inglesas y a Brasil, estando profundamente ligados a Gran Bretaña, la principal superpotencia europea desde el siglo XVIII, para Argentina el asunto es más oscuro.

Arriba: mapa violeta, en rojo los Estados Unidos de América después de la declaración de independencia. Planisferio, los Estados Unidos de hoy, con algunos de sus territorios de ultramar.

Arriba: Newfoundland, la primera colonia inglesa en el territorio canadiense. Y Canadá hoy.

Arriba: Brasil (en gris) en el 1650. Segundo mapa: Brasil hoy.

Según la historia oficial, desde que se difundió en Europa la noticia de la llegada de Cristóbal Colón a las islas del Caribe en 1492 (en una expedición financiada por los Reyes Católicos de Castilla y Aragón, reino conocido hoy como España), todas las élites europeas querían una tajada de esa ‘tierra nueva’ llena de riquezas. Dos años más tarde, en 1494, las coronas de Castilla y Portugal firmaron el Tratado de Tordesillas con la aprobación de un Papa de origen español. El tratado dividía el ”recién descubierto” ”Nuevo Mundo” (como lo llamaban y siguen llamándolo hasta hoy muchos ‘eruditos’ europeos o eurocéntricos) únicamente entre España y Portugal sin dejar ni un trozo para los demás reinos europeos. Así, poco después, los europeos de diferentes reinados, con (y en algunos casos sin) el respaldo de sus señores, como tiburones peleando por una presa, comenzaron sus exploraciones y a reclamar nuevas posesiones de tierras para sus reyes – despreocupados de la gente que ya vivía ahí.

Arriba: línea de frontera entre el territorio del Brasil portugués y la América española según el Tratado de Tordesillas (1494). En breve, el Tratado de Tordesillas establecía que las tierras a este de las islas del Caribe donde había desembarcado Colón eran portuguesas, mientras las tierras a oeste eran españolas.

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América del norte

La colonización de América del Norte fue iniciada por los españoles en el siglo XV – sobre este punto vale la pena señalar que inmediatamente después de la muerte de los Reyes Católico que financiaron a Colón, los españoles fueron gobernados por la familia real austríaca de la casa de los Habsburgo, por lo tanto, los reyes de España en ese momento también tenían súbditos en Europa Central, por ejemplo, en las actuales Alemania, Bélgica e Italia.

A partir del 1700 el trono del reino español fue arrebatado a los Habsburg y dado – por las más poderosas élites europeas de ese momento histórico- a la casa dinástica de los Borbones del reino de Francia.

Canadá: los Portugueses, los Franceses, los Españoles y los Británicos

Después de Colón, el itálico John Cabot (Juan Caboto), por encargo de la realeza inglesa, se convirtió en el primer europeo conocido que desembarcó en Canadá, 1497-1498, después de la era vikinga. Supuestamente, Caboto reclamó esas tierras para el Rey de Inglaterra en 1497, a pesar de que, según el Tratado de Tordesillas, la Corona española tenía derechos territoriales sobre esa área.

Infringiendo el Tratado de Tordesillas, incluso los exploradores portugueses continuarían visitando la costa del Atlántico norte, específicamente Labrador y Terranova, reclamando esos territorios como parte del Imperio Portugués. De hecho, precediendo a los franceses y británicos, en 1506 el rey portugués creó impuestos para la pesca del bacalao en aguas de Terranova y alrededor de 1521 estableció puestos de pesca en Terranova y Nueva Escocia (Acadia). Pero más tarde abandonaron la zona para centrar sus esfuerzos en la colonización de América del Sur.

El interés francés por el continente americano comenzó unos 20 años después de los portugueses, en 1524, cuando Francia patrocinó la navegación de la región entre Florida y Terranova con la esperanza de encontrar una ruta hacia el Océano Pacífico – ruta que también Caboto buscaba para el reino inglés; por lo tanto, desde las primeras exploraciones estos exploradores buscaban un camino, un pasaje para comerciar con Asia.

En 1534 el francés Jacques Cartier plantó una cruz en la península de Gaspé y reclamó esa tierra en nombre del rey de Francia, creando una región llamada Canadá. Sin embargo, un asentamiento francés permanente en la región comenzó solo en 1608, cuando se estableció un fuerte en Cape Diamond, el sitio de la actual ciudad de Quebec.

El vasto territorio de Nueva Francia (la colonia francesa en América del Norte) constaba de cinco territorios en su apogeo en 1712: Canadá, el asentamiento más desarrollado, dividido en los distritos de Québec, Trois-Rivières y Montreal; Bahía Hudson; Acadia en el noreste y el asentamiento francés más antiguo; Plaisance en la isla de Terranova; y Luisiana, en los Estados Unidos de América actuales.

Nouvelle France (Nueva Francia) en el 1712.

En cambio los ingleses reclamaron primero St. John’s Newfoundland en 1583 como la primera colonia inglesa de América del Norte por prerrogativa real de la reina Isabel I. Su sucesor estableció colonias adicionales (Cupids, Ferryland, Terranova) y poco después estableció los primeros asentamientos permanentes exitosos más al sur, en Virginia, en los EE.UU..

Las fricciones entre franceses y británicos eran comunes. Pero el punto era que los colonos franceses eran pocos, mientras que los colonos británicos eran muchos. Por lo tanto, después de algunas décadas, en 1710 los británicos conquistaron la Acadia francesa (Nueva Escocia), obtuvieron el control de la ciudad de Quebec en 1759 y finalmente capturaron Montreal en 1760.

El país que hoy llamamos Canadá es el resultado de lo que se conoció como la Guerra de los Siete Años (1756-1763), un conflicto global entre Gran Bretaña y Francia por la preeminencia mundial – cuando los británicos buscaban expandirse en el territorio reclamado por los franceses en América del Norte. Esa guerra es conocida también como la Guerra Francesa e India, con los británicos y los franceses y sus respectivos aliados nativos americanos luchando por el control del territorio.

Inglaterra no solo usó colonos en territorios coloniales para ayudar a administrar y expandir su imperio, también usó corporaciones y comerciantes. Enormes territorios del actual Canadá fueron otorgados a la Compañía de la Bahía de Hudson (HBC) en 1670: el Territorio del Noroeste y la Tierra de Rupert, principalmente para el comercio de pieles. El Reino Unido transfirió estas áreas a Canadá en 1869 después de pagar 300.000 libras esterlinas a la Compañía de la Bahía de Hudson por su servicio (de exploración y colonización).

Territorios: Rupert’s Land y North Western

EXPANSIÓN BRITÁNICA HACIA EL PACÍFICO: EL TERRITORIO DE NUTCA. La mayor parte, si no toda América del Norte, excepto Groenlandia, estaba dentro del área otorgada por el Tratado de Tordesillas al Reino de Castilla (España). Este reino ibérico, preocupado por la presencia rusa en Alaska y en el norte de California, en 1789-1795, como era de esperar, reclamó el Pacífico y la costa noroeste del actual Canadá como su territorio exclusivo por derecho del Tratado del 1494.

España incorporó el territorio de Nutca al virreinato de Nueva España, la zona administrativa más septentrional de la América Española, que incluía también territorios en Asia y Polinesia. Pero ya los enemigos del reino ibérico, principalmente el Reino de Gran Bretaña (fundado en 1707 con la unión política de los reinos de Inglaterra, que incluía a Gales, y Escocia) gobernaban en Europa. Como argumentó el historiador británico George Macaulay Trevelyan (según Wikipedia) hablando de la Paz de Utrecht (1713-1715) – que siguió a la Guerra de Sucesión Española, en la que el trono de España fue entregado a la dinastía francesa de los Borbones:

La Paz de Utrecht marcó un cambio de grande importancia para el mundo en general: la supremacía marítima, comercial y financiera de Gran Bretaña”

El primer ministro británico afirmó que los británicos “tenían derecho a comerciar en cualquier territorio español que desearan”, a pesar de las leyes españolas en sentido contrario. La propaganda británica contra los españoles fue enorme.

En abril de 1790, un comerciante de pieles inglés llamado John Meares llegó a Inglaterra y afirmó haber comprado tierras y construido un asentamiento en Nutka antes que los españoles avivando las llamas de los sentimientos antiespañoles. El tema fue abordado en la Cámara de los Comunes cuando la Royal Navy comenzó a hacer los preparativos para las hostilidades y se entregó un ultimátum a España.

Meares publicó un relato de sus viajes en 1790, que obtuvo una gran atención. Meares no solo describía sus viajes a la costa noroeste, sino que presentó una gran visión de una nueva red económica británica basada en el Pacífico que unía comercialmente regiones muy distantes como el noroeste del Pacífico, China, Japón, Hawai e Inglaterra. Una visión que imitaba las centenarias redes comerciales de España en el Pacífico y el Atlántico, de los Galeones de Manila del Pacífico y de las flotas del tesoro del Atlántico: la red comercial que unía Asia y Filipinas con América del Norte y España y Europa desde el siglo XVI. En pocas palabras, el reino de Gran Bretaña quería tomar el lugar del reino de Castilla. Y por esta razón anhelaba, ya desde hace mucho tiempo, una salida al Océano Pacífico!

También parece que a pesar de las hostilidades anteriores, los gobiernos de Gran Bretaña y Francia se reunieron en privado para discutir los términos de una alianza contra España en caso de guerra por las reivindicaciones territoriales de Nutka Sound, a pesar del acuerdo entre Francia y España de apoyo mutuo. “La correspondencia de estos eventos se ha perdido o puede haber sido destruida a propósito. Es probable que el gabinete británico encargara y ordenara destruir esa correspondencia”.

España, sin ayuda francesa, decidió negociar para evitar la guerra. La primera Convención de Nutka se firmó en 1790.

La Convención de Nutka fue ‘revolucionaria’ dentro de las costumbres políticas europeas. Socavaba la noción de que un país podía reclamar soberanía exclusiva sin establecer asentamientos. Estableció que no era suficiente reclamar territorio por una concesión del Papa, o por “derecho de primer descubrimiento”. Las reclamaciones tenían que estar respaldadas con algún tipo de ocupación real del territorio.

Para los británicos el resultado fue un triunfo, ya que la convención estableció que España no tenía derechos exclusivos de ocupación al norte de California. La región de Nutka, hoy conocida como Columbia Británica, se abrió al comercio británico y, a raíz de la crisis, Gran Bretaña no solo obtuvo la salida al mar que tanto anhelaba, sino que se convirtió en la potencia dominante en el Pacífico.

Columbia Británica se unió a la Confederación Canadiense, que había sido proclamada en 1867, convirtiéndose así en parte de Canadá en 1871.

Canadá es hoy una monarquía constitucional cuyo jefe de estado es el rey de Gran Bretaña.

Colonias inglesas y sucesivamente británicas en América del Norte después del 1748.

EE.UU.: España, Inglaterra, Suecia, Países Bajos, Francia, Rusia y Dinamarca

La primera colonia inglesa duradera en los EE.UU. fue Jamestown, en Virginia, establecida en 1607. El segundo asentamiento fue fundado por peregrinos y puritanos en Massachussetts alrededor del 1620. Todas las colonias británicas, tanto en Canadá como en los Estados Unidos, formaban parte del Imperio Británico.

SUECIA, PAÍSES BAJOS E INGLATERRA. También el Reino de Suecia intentó apoderarse de un pedazo de tierra en América. Nya Sverige (Nueva Suecia) fue una colonia sueca a lo largo de la parte baja del río Delaware desde 1638 hasta 1655. Incluía la regiones de Delaware, Nueva Jersey, Maryland y Pensilvania. (Suecia también tenía colonias en el Caribe).

Nueva Suecia fue conquistada por la República Holandesa en 1655 e incorporada a la colonia holandesa de Nueva Holanda. Parece que el interés principal de los colonos estaba en el comercio de pieles.

Como Nueva Suecia, Nueva Holanda tuvo una vida corta. En 1664, el rey Carlos II de Inglaterra, Escocia e Irlanda decidió anexar Nueva Holanda a su reino. La principal ciudad holandesa habitada, Nueva Ámsterdam, pasó a llamarse Nueva York.

Violeta: Nueva Suecia. Fucsia: Nueva Holanda

Resumiendo, justo antes de declarar la independencia en 1776, las Trece Colonias Británicas – hoy denominadas Estados Unidos de América – eran:

Norte: Nueva Inglaterra (Massachusetts ), Nuevo Hampshire (1629), Rhode Island (1663) y Connecticut (1636).

Centro: Nueva York, Nueva Jersey (1674), Pensilvania (fundada en 1681 como colonia propietaria de un cuáquero) y Delaware (1664).

Sur: Maryland (1632), Virginia, Carolina del Norte (1629), Carolina del Sur (1629) y Georgia (1732).

Como cualquiera puede ver en el mapa a continuación, antes de la independencia, las Trece Colonias Británicas ocupaban solo una pequeña área de los Estados Unidos actuales. La expansión territorial de la nueva nación norteamericana en los años siguientes pone de manifiesto que sus padres fundadores seguían los pasos de Gran Bretaña y tenían claros fines imperialistas.

COMPRA DE LUISIANA. La primera gran expansión de Estados Unidos se produjo con la Compra de Luisiana de 1803 a Francia, que duplicó el territorio estadounidense.

En 1682, el francés René-Robert Cavelier y el itálico Henry de Tonti (Enrico Tonti) descendieron al delta del río Misisipi. Dejaron Fort Crèvecoeur en el río Illinois, construyeron Fort Prud’homme (más tarde la ciudad de Menphis) y reclamaron la soberanía francesa en todo el valle, al que llamaron Louisiane en honor al rey francés Luis XIV.

Como parte de los términos del Tratado de París de 1763, firmado después de la derrota de Nueva Francia en la Guerra de los Siete Años, Francia renunció a sus reclamos sobre el territorio (canadiense), a excepción de los derechos de pesca frente a Terranova y las dos islas pequeñas de Saint Pierre y Miquelón, donde sus pescadores podían secar su pescado. Sin embargo, Francia ya había transferido en secreto su vasto territorio de Luisiana a España con el Tratado de Fontainebleau en 1762. Francia y España mantuvieron el Tratado en secreto de otros países hasta 1764.

Como consecuencia del Tratado de París, Gran Bretaña devolvió a Francia su colonia azucarera más importante, Guadalupe (en el Caribe), que los franceses consideraban más valiosa que Canadá, ya que producía más azúcar que todas las islas británicas juntas. Pero Luisiana pasó a ser española.

La Louisiana francesa

Sucesivamente, en 1800, bajo la presión de Napoleón, España cedió Luisiana y Nueva Orleans a Francia, que prometió devolverlas a España si Francia alguna vez las abandonaba – esta cesión no incluía la Florida Occidental. Pero incumpliendo el acuerdo con España, Napoleón vendió Luisiana y Nueva Orleans a los Estados Unidos en 1803. Inmediatamente los Estados Unidos afirmaron que la Florida Occidental era parte de la Compra de Luisiana, un reclamo disputado por los españoles, ya que habían controlado la Florida Occidental como una provincia separada de Luisiana desde 1783.

Vale la pena resaltar que todos los territorios españoles en América del Norte formaban parte del Virreinato de Nueva España, el área administrativa colonial septentrional española, que incluía también a México, casi toda América Central, las islas del Caribe, Venezuela (que también estuvo bajo el Virreinato del Perú), las Filipinas y otras zonas del Pacífico.

LA CONQUISTA ANGLOSAJONA DE FLORIDA, – A lo largo del siglo XVII, los colonos ingleses de Virginia y Carolina empujaron gradualmente los límites del territorio español. En 1702, el gobernador de Carolina, James Moore y los indios aliados Yamasee y Creek (según la historia oficial) atacaron y arrasaron la ciudad española de San Agustín, pero no pudieron hacerse con el control del fuerte. En 1704, Moore y sus soldados comenzaron a quemar misiones españolas en el norte de Florida y ejecutar a indios amigos de los españoles. Estas correrías provocaron el colapso del sistema de misiones español y la derrota de los indios apalaches aliados de España y abrieron Florida a las incursiones de esclavos (gran parte de los cuales eran esclavos que escapaban de los territorios coloniales ingleses), que su vez comenzaron a atacar las colonias británicas meridionales.

Unos decenios más tarde, en la Guerra de los Siete Años (1756-1763), Gran Bretaña capturó La Habana (Cuba). Al final de esa guerra, España cedió Florida a Gran Bretaña a cambio de no perder a Cuba – curiosamente los españoles también evacuaron las comunidades nativas de Florida y las llevaron a la isla. Poco después el gobierno británico concedió tierras a soldados y funcionarios para fomentar la colonización y con este objetivo se publicaron en Inglaterra reportajes sobre las riquezas naturales de Florida.

En 1781 España reconquistó Pensacola (Florida) y en 1783, al final de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, con el Tratado de París, Gran Bretaña devolvió a España toda Florida aunque sin definir las fronteras. El segundo dominio español de Florida duró desde 1783 hasta 1821.

En los primeros años del siglo XIX, la afluencia ilegal de colonos ingleses, escoceses e irlandeses, principalmente de Georgia y Carolina del Sur (de los EE.UU.) continuó hacia la Florida Occidental. Y junto a ellos también los esclavos fugitivos y los nativos americanos migraban.

REPÚBLICA INDEPENDIENTE DE LA FLORIDA OCCIDENTAL. Ignorando los reclamos territoriales españoles, los colonos estadounidenses, junto con algunos colonos británicos, establecieron un punto de apoyo permanente en Florida Occidental (‘española’) durante la primera década del siglo XIX. Y en el verano de 1810, comenzaron a planear una rebelión contra el dominio español que se convirtió en una revuelta abierta. En 1810 los rebeldes vencieron a la guarnición española en Baton Rouge y proclamaron la “República Libre e Independiente de Florida Occidental” (ese territorio no está dentro de lo que hoy es el estado de Florida, sino en Luisiana y Misisipi). Después de dos meses y medio, la República de Florida Occidental fue anexada por los Estados Unidos de América, quienes afirmaron que la región estaba incluida en la Compra de Luisiana. España pidió la intervención británica, pero Londres se negó a ayudarla en las negociaciones.

FLORIDA ORIENTAL (O ESPAÑOLA). En 1812, Estados Unidos ocupó la isla de Amelia. La empresa estuvo a cargo del general George Matthews, quien organizó disturbios con un grupo de colonos de Georgia. Matthews proclamó a Amelia Island como una nueva república y dirigió a sus voluntarios y algunas tropas regulares contra la ciudad española de San Agustín. El jefe de Estado James Monroe devolvió la isla a España en 1813, pero fue una breve tregua. Pocos años más tarde, los nativos Seminola y los negros fugitivos que vivían en Florida fueron acusados ​​de saquear asentamientos de colonos en Georgia. Después de unas cuantas guerras realizadas por los EE.UU. en territorio español, en 1818 los Estados Unidos de América tomaron el control de Florida de forma permanente.

Después de estas incursiones militares estadounidenses, el reino de España decidió ceder Florida ya que no podía controlar el territorio ni enviar colonos, además de que obtenía pocos ingresos de ella. La cesión fue realizada a través del Tratado Adams-Onís de 1819, conocido como la Compra de Florida, que también resolvió otras disputas fronterizas entre la América española y los EE.UU.

Es falso que EE.UU. pagó a España por Florida, en cambio accedió a pagar las reclamaciones legales de ciudadanos estadounidenses contra España, hasta un máximo de 5 millones de dólares.

Florida se convirtió en el estado número 27 de los EE.UU. en 1845.


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CESIÓN DEL TERRITORIO DE OREGÓN Y DE LA COSTA DEL OCÉANO PACÍFICO – El Tratado Adams-Onis de 1819 (o Compra de Florida) resolvió también el conflicto sobre el Territorio de Oregón. Prácticamente España se vio obligada a ceder Oregón, conocido por los británicos y en la historia canadiense como Distrito de Columbia. El territorio de Oregón se extiendía desde la California española hasta la Alaska rusa.

Un año antes, la Convención Angloamericana, también conocida como Convención de Londres, firmada por Gran Bretaña y Estados Unidos, desconoció el acuerdo establecido en la Convención de Nutka de 1794 entre Londres y Madrid, acuerdo que otorgaba a España derechos conjuntos en la región -por cierto, la convención también ignoró los asentamientos y reclamos rusos en la región. Esta convención anglosajona resolvió los problemas fronterizos permanentes entre EE.UU. y el Reino Unido, permitió la ocupación y el asentamiento conjuntos, proporcionó el control conjunto de la tierra durante diez años, estableció que tanto los EE.UU. como Gran Bretaña podían reclamar tierras y garantizó la libre navegación de las dos naciones en todas partes, mientras, como hemos visto, España quedaba completamente excluida.

La Convención Angloamericana de 1818, conocida también como Convención de Londres, junto con el Tratado Rush-Bagot de 1817, marcaron el comienzo de mejores relaciones entre el Imperio Británico y sus antiguas colonias en los Estados Unidos.

Con el Tratado Adams-Onis España renunció a todos sus reclamos en Norteamérica al norte del paralelo 42. Para el reino español fue una retirada histórica en sus 327 años de búsqueda de tierras en el continente americano, mientras Estados Unidos ahora tenía un punto de apoyo firme en la costa del Pacífico y podía comenzar a colonizar el territorio de Oregón junto al reino de Gran Bretaña.

A mediados de la década de 1840, una ola de inmigración estadounidense llevó a una renegociación del acuerdo entre los dos países de lengua inglesa: el Tratado de Oregón en 1846 estableció permanentemente el paralelo 49 como el límite entre los Estados Unidos y la Norteamérica británica (Canadá) hasta el Océano Pacífico.

Con la Compra de Florida (o Tratado Adams-Onis), la Corona española cedió también sus derechos de navegación en el Misisipi pero durante algunos años siguió siendo la única soberana de Texas, territorio que Estados Unidos reclamaba como parte de Luisiana.

La Compra de Florida se mantuvo en pleno efecto solo durante unos meses, hasta cuando México, parte del Virreinato español de Nueva España, declaró su independencia en 1821. El Tratado de Límites entre México y los Estados Unidos, firmado en 1828 y efectivo en 1832, reconoció la frontera definida por el Tratado Adams-Onís como el límite entre las dos naciones. Pero este reconocimiento no paro los deseos expansionistas de Estados Unidos.

Las fronteras después del Tratado Adams-Onís.
La América Española unos decenios antes de la Compra de Florida.

ESTADOS UNIDOS CONTRA MÉXICO. Si hasta pocos años antes había sido el reino de España y el Imperio Español en su totalidad a tener que ceder el Territorio de Oregón y Florida, sucesivamente fue la recién nacida república de México, que había declarado su independencia en 1821 y obtenido su reconocimiento en 1836, a ser obligada a ceder el 55% de su territorio a los Estados Unidos de América para liberarse de la ocupación de sus marines. El pretexto fue el Texas, con una estrategia muy paecida a la utilizada para la anexión de Florida.

LA REPÚBLICA DE TEXAS. La guerra contra México fue la secuela de las ambiciones expansionistas de Estados Unidos, cuyo primer paso fue la creación de la República de Texas, en 1836. Los disturbios fueron organizados por colonos estadounidenses, ya que para 1834, los colonos estadounidenses en el área superaban en número a los mexicanos por un margen considerable.

Texas fue anexado por los Estados Unidos en 1845. Como resultado, los Estados Unidos heredaron las disputas fronterizas al sur y al oeste con México, que se había negado a reconocer la independencia de Texas y a aceptar las ofertas estadounidenses para comprar el territorio. En consecuencia, la anexión condujo a la Guerra Mexicano-Estadounidense (1846–1848).

Tras el bombardeo de Veracruz, donde murieron al menos 1.000 civiles, y muchas otras luchas en territorio mexicano, soldados estadounidenses ocuparon el suelo mexicano y su capital, Ciudad de México.

CALIFORNIA. El guión no fue muy diferente. Siendo inminente el inicio de la guerra entre EE.UU y México, el levantamiento fue liderado por colonos californianos provenientes de los EE.UU. quienes fueron ayudados por marines estadounidenses. En 1846 es proclamada la República de California. Tuvo una corta vida, solo 25 días, antes de ser anexada por los Estados Unidos.

Para liberarse de la ocupación estadounidense, México se vio obligado a ceder el 55% de su territorio. Los territorios que México tuvo que ceder fueron (aproximadamente): Texas, California, Nevada, Utah, Arizona, Colorado, Nuevo México, Wyoming y parte de Oklahoma y Kansas. Estados Unidos pagó a México una compensación de 15.000.000 de dólares, ”la mitad de lo que ofreció para comprarlos antes de la guerra”.



ALASKA Y RUSIA. Alaska, la última gran adquisición estadounidense en América del Norte, fue comprada a Rusia en 1867.

Un poco de historia: la América rusa fue colonizada por comerciantes y cazadores de pieles (rusos). Llegaron a Alaska en 1732, y en 1799 la Compañia Ruso-Americana recibió una licencia para cazar pieles. Al principio, los rusos atacaron a las comunidades nativas hostiles a su presencia, pero no establecieron ninguna colonia. Inmediatamente después, la Iglesia Ortodoxa Rusa envió misioneros a los nativos y construyó iglesias. Los misioneros en la América rusa, influenciados por Bartolomé de las Casas, aplicaron una estrategia que valoraba las culturas locales y fomentaba el liderazgo indígena en la vida parroquial y la actividad misionera. Mientras tanto, los exploradores y colonos rusos continuaban estableciendo puestos comerciales en la parte continental de Alaska, en las Islas Aleutanas, en Hawái y en el norte de California.

Casi noventa años después de su llegada a Alaska, en 1821, el zar declaró la soberanía de Rusia sobre la costa del Pacífico norteamericano al norte del paralelo 51 norte, prohibiendo a los barcos extranjeros acercarse al territorio ruso, lo que provocó fuertes protestas por parte de Estados Unidos. (Entre 1774 y 1800, España también había enviado varias expediciones a Alaska para hacer valer su reclamo (respaldado por el Tratado de Tordesillas) sobre el noroeste del Pacífico. Pero estos reclamos fueron sucesivamente abandonados, a principios del siglo XIX, después de la crisis de Nutka con Gran Bretaña, como hemos ya visto).

Según Wikipedia: “En la década de 1860, el gobierno ruso estaba listo para abandonar su colonia rusa en América. La caza excesiva había reducido severamente la población de animales, y la competencia de los británicos y los estadounidenses había exacerbado la situación. Esto, sumado a las dificultades de abastecimiento y protección de una colonia tan lejana, redujo el interés ruso por el territorio. Además, contemporáneament Rusia se encontraba en una posición financiera difícil y temía perder Alaska sin recibir una compensación en algún conflicto futuro, especialmente contra los británicos. De hecho los rusos estaban convencidos de que su trozo de América era difícil de defender y que podía convertirse en un objetivo principal de la agresión británica desde la Columbia Británica (Canadá).” Por esta razón, el zar Alejandro II entró en negociaciones con los EE.UU. en 1867. La compra, conocida como la Compra de Alaska, fue aprobada por el Senado de los EE.UU. Rusia la vendió por 7,200,000 dólares.

Después de la transferencia, muchos ancianos de las tribus locales Tlingit sostuvieron que “Castle Hill” comprendía la única tierra que Rusia tenía derecho a vender. Otros grupos indígenas también argumentaron que nunca habían entregado su tierra; los estadounidenses los invadieron y se apoderaron del territorio.

EXPANSIÓN MÁS ALLÁ DE AMÉRICA DEL NORTE. Antes de obtener Alaska de los rusos, los Estados Unidos de América habían ya comenzado su expansión más allá de América del Norte. Esta expansión inició en 1856, con la aprobación de la Ley de las Islas Guano, con la cual los EE.UU. reclamaron muchas islas pequeñas y deshabitadas, pero económicamente importantes, en el Océano Pacífico y el Mar Caribe.

HAWAI. La expansión de Estados Unidos en el Pacífico culminó con la anexión de Hawái en 1898, tras el derrocamiento de su gobierno cinco años antes.

GUAM, PUERTO RICO Y FILIPINAS. Oficialmente, el apoyo a la independencia de Cuba del Imperio español, y el hundimiento del US Maine -un barco de la Armada estadounidense que naufragó en el puerto de La Habana el 15 de febrero de 1898- desencadenaron esta sucesiva expansión. Los Estados Unidos sostuvieron de que los españoles eran responsables de la destrucción del barco y declararon la guerra al reino de España en 1898. De esta guerra los Estados Unidos obtuvieron (de España): Guam, en el Pacífico, Puerto Rico y Filipinas (que se independizó en 1946), y ocuparon Cuba durante varios años.

ISLAS SAMOA (Polinesia). Estas islas fueron ‘adquiridas’ por Estados Unidos en 1900 tras el final de la Segunda Guerra Civil de Samoa, mediante un acuerdo firmado por Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos.

LAS NACIONES UNIDAS. Además, las Naciones Unidas confiaron muchas islas a los EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial: las Islas Marianas del Norte, las Islas Marshall, los Estados Federados de Micronesia y Palau (los tres últimos se convirtieron en naciones independientes más tarde).

PANAMA El último gran cambio territorial internacional de EE.UU. fue la adquisición en 1904 y la devolución a Panamá en 1979 de la Zona del Canal de Panamá, un territorio estadounidense no incorporado que controlaba el Canal de Panamá. La cesión final del control formal sobre la región se hizo a Panamá en 1999.

Como hemos visto, la formación de Canadá y los Estados Unidos de América ha sido el resultado de estrategias premeditadas y luchas sangrientas contra las naciones y pueblos nativos americanos y entre diferentes élites europeas y sus súbditos luchando entre sí. Desde una perspectiva eurocéntrica, podemos afirmar que mientras Francia, y en mucha menor medida Suecia, Holanda e incluso Rusia, fueron perdedores, ninguno de ellos perdió tanto como España y la América Española. El Imperio Español fue, para Gran Bretaña y Estados Unidos, en su afán de expansión hacia el Pacífico y Asia y de dominio global, el principal enemigo común a combatir y destuir.

El Canadá, cuyo Jefe de Estado es aún hoy la Rey de Gran Bretaña, se amplió de manera impresionante, pero no como los Estados Unidos de América, cuyo territorio nacional formal se extiende hoy desde el Caribe hasta Oceanía. Exactamente lo contrario de lo que sucedió con la América Española, hoy fragmentada en tantas naciones. Mientras que el Brasil de Portugal, bajo el paraguas de Gran Bretaña durante gran parte de su historia colonial, se expandió hasta convertirse en el gigante sudamericano de hoy.

Algunos han señalado que el objetivo de las élites británicas y estadounidenses, al menos hasta el siglo XIX, era simplemente: ocupar el lugar de España. Para comprender si es cierto, no te pierdas la segunda parte de este reportaje, para entender cómo las naciones hispanoamericanas, brasileña y caribeñas se han desarrollado y transformado desde la colonización hasta nuestros días.

¡Pronto publicaremos la Segunda Parte sobre Hispanoamérica, Brasil y el Caribe!

AUTORA. Katia Novella Miller es una escritora e investigadora independiente interesada en temas que encuentra interesantes e importantes para el bien común de la humanidad. ”Mis objetivos son buscar la verdad y desenmascarar nuestros falsos sentidos de normalidad y de la realidad”. Para contactarla: katianovellamiller@protonmail.com . Para mayor información visita Quiénes Somos.

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